Un noble aragonés, cuyos aceros
de armados escuadrones no se espantan,
se opone a reprimir los que quebrantan
del Summo Dios los soberanos fueros.
Y entre martirios ásperos y fieros
sus fuerzas más enteras se levantan,
quien muerte y en prisiones se adelantan
en Aragón los nobles verdaderos.
Y, como por ser noble, no podía
morir a manos del verdugo airado,
entre flores quedó Vicente muerto.
Primero, rosa blanca parecía,
pero después, teñida de encarnado,
del huerto humano sube al mejor huerto
SONETO DE BERNARDO CATALÁ (22 de enero de 1.592)
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